Tratamiento de enfermedades oncológicas

Curar el cáncer… Personalmente tomo con mucho cuidado cualquier información que incluya estas palabras. Sin embargo, mi experiencia indica que vale la pena escribir sobre el asunto, compartir la opinión, hablar de personas que estuvieron bajo tratamiento y lograron vencer el cáncer.

Esa tesis la confirman dos reportajes, transmitidos por la televisión nicaragüense con dos años de diferencia, sobre una paciente que logró sanar el cáncer. Esta joven ahora goza de buena salud. Nos comunicamos por teléfono. Resultados de dos biopsias hechas en diferentes clínicas certifican la ausencia de células cancerosas. Y ella ya casi olvidó su dolor y sus lágrimas.

También puedo mencionar a una dama muy interesante que vive en el Ecuador. No nos hemos visto ni una sola vez. Durante nuestra primera sesión de tratamiento, vía Skype, la trajeron desde la cama a la computadora sobre una manta. En ese entonces, en noviembre de 2011, ella ya no podía levantarse. Y en agosto de 2015 estaba perfectamente bien. Se puede curar cáncer a distancia.

Esas historias son pura verdad. El tema no se presta para bromas.

En el transcurso de mi trabajo dejé de percibir la palabra cáncer como algo absolutamente fatal. Es una enfermedad que se puede vencer.

En primer lugar, la mejora comienza desde la primera sesión. Pero hay que ver en qué consisten las mejoras y cuánto tiempo duran. Les digo a los pacientes que si se sintieron mejor durante un día, luego serán dos días y más. Si los dolores regresan en solo tres horas, se trata de un caso difícil, hay que hacer sesiones cada dos horas. Claro, es algo complicado y costoso. Pero cada quien toma su decisión. Las mejorías ocurren, el tumor se torna más suave, el dolor desaparece o disminuye. Al mismo tiempo, uno respira mejor, tiene más fuerza. Puede caminar con mayor facilidad, regresa el apetito. Si los pacientes no se sintieran mejor después del tratamiento, nadie regresaría para la otra sesión.

En segundo lugar, es mejor hacer algo que no hacer nada.

Los medios dicen que a muchos pacientes con cáncer les ayudan la cirugía y la quimioterapia. De acuerdo con los médicos, eso ocurre cuando el cáncer está en una fase temprana; el porcentaje de la curación varía en distintas fuentes, pero en algunas llega al 98%. Pero tengo mis dudas. En primer lugar, ahora los métodos que se usan en la oncología no permiten hacer un diagnóstico temprano o determinar de manera precisa si el tumor es maligno o no.

Personalmente atendí varios casos… Un hombre excelente que se llamaba Mario una vez me dijo: “Larisa, estoy mucho mejor después de su tratamiento, y ya no sé si debo, por la insistencia del médico, hacerme la quimio. No lo haría, pero el doctor me presiona, me llama todos los días diciendo que pueden haber consecuencias”. Le respondí con toda sinceridad que no tengo derecho de darle consejos, que la decisión tenía que ser suya… Él murió después de la primera quimioterapia.

Otro episodio. Una mujer llegó de San Francisco para ayudar a su madre que estaba muriendo de cáncer. El hijo trajo a la señora en brazos. La paciente ya no comía, no hablaba y no tenía fuerzas para nada. Yo dije que ya no había tiempo, que yo no iba a tomar el caso, porque se requería que trabajar con ella literalmente las 24 horas. Los parientes me pidieron que probara con una sola sesión. Al día siguiente la volvieron a traer y me contaron que la enferma no necesitó inyecciones de analgésicos, porque ya no sentía dolor. Ella vivió varios días sin sufrimiento, pudo platicar con todos y despedirse, y pasó a mejor vida. Su hija me llamó para agradecerme por haberle dado a su madre la oportunidad de pasar sus últimos días como querían todos: ella misma y sus hijos.

Durante el tratamiento del cáncer primero se va el dolor, luego empieza a desaparecer el tumor. Además, el tamaño y número de tumores no siempre son importantes.

Quisiera reflexionar un poco sobre la curación del cáncer, la oncología y los tumores. ¿Acaso tengo derecho a ello? Creo que sí. En Nicaragua tengo en mi archivo más de seis mil expedientes que dicen con qué problema llegó el paciente y qué cambios experimentó. Y todos siempre me hacen muchas preguntas, quieren saber mi opinión y mi experiencia. Y todos han recibido algo positivo. Entonces, ¿por qué no contar en mi página web qué ha pasado y continúa pasando en mi clínica? ¿Por qué debo aceptar como incuestionable lo que dice sobre el tratamiento de cáncer la medicina oficial? ¿No es mejor ser yo misma?

Para empezar, tomé como base el postulado de que el mundo es energía. Leí el material accesible para mi nivel de conocimiento de física sobre la famosa fórmula de Einstein. Sí, todo lo que está alrededor es una forma diferente de energía o tal vez una frecuencia diferente de vibraciones de partículas. Pero me detendré aquí y no deliberaré más. Eso no es para mí. Pero hay cosas que sí sé. Paso mis manos sobre el cuerpo del paciente y percibo la señal de que hay un problema. Quizá, porque en esta zona las partículas tienen una frecuencia de oscilaciones incorrecta. Es lo que yo creo. Le digo al paciente: “Usted pisa con el pie derecho con más fuerza, y como le duele el talón del pie izquierdo, al final del día camina distribuyendo el peso de manera incorrecta”. El paciente me mira y se pregunta cómo lo sé. Luego confirma que todo lo que dije es cierto.
O sucede que el ganglio linfático debajo del oído izquierdo es más grande que debajo del derecho. Paso mi mano sobre el área... ¿El oído? ¿El ojo? ¿La sien? No, el problema está en la garganta. Aquí está el quiste que creció después de la extracción de un diente. Así lo siento, y el paciente lo confirma.

Lo mismo ocurre con los tumores malignos. Solo me surgen las sensaciones sobre dónde las cosas no están bien y cuál es el problema. Comienzo a dirigir la energía hacia esta parte, y todo empieza a cambiar.

No sé cómo explicar qué significa “dirigir la energía”. Pienso en ello, siento el lugar. Ustedes pueden, por ejemplo, pasar la mano por la superficie de la mesa y sentir si está saca o húmeda, tibia o helada… Así yo percibo lo que ocurre dentro del cuerpo humano y puedo modificar los procesos.